A la música
Oda
Oda
¡Oh,
consuelo del hombre que padece!
¡Oh música divina!
Tú omhelezas el alma, y la ennoblece
De tu suave armonía el placer puro,
Elevando la mente
A la región sublíme, omnipotente.
¡Oh música divina!
Tú omhelezas el alma, y la ennoblece
De tu suave armonía el placer puro,
Elevando la mente
A la región sublíme, omnipotente.
Tu
mágico poder todo lo abraza;
A todos docilizas;
Te rinde el poderoso tu homenaje;
El que suda afanoso, su labor suspende
Cuando hieres su oído,
Por gozar tu cadencia emblecida.
A todos docilizas;
Te rinde el poderoso tu homenaje;
El que suda afanoso, su labor suspende
Cuando hieres su oído,
Por gozar tu cadencia emblecida.
En
el dorado alcázar, y en el humilde techo,
Influyen tus encantos:
Con igual imperio ejerces tu dominio
Donde reina el pesar, dó la miseria mora,
Desterrado el tormento,
Esparciendo el placer, paz y contento.
Influyen tus encantos:
Con igual imperio ejerces tu dominio
Donde reina el pesar, dó la miseria mora,
Desterrado el tormento,
Esparciendo el placer, paz y contento.
Al
miserable enfermo que el mal postra
En doliente lecho,
Llega tu voz, y al dolor mitigas,
Cual bálsamo al espíritu postrado
Le confortas y animas,
Mientras te escucha, su esperanza avivas.
En doliente lecho,
Llega tu voz, y al dolor mitigas,
Cual bálsamo al espíritu postrado
Le confortas y animas,
Mientras te escucha, su esperanza avivas.
El
que encerrado gime de cadenas cargado
Agoviado del crimen,
O sufriendo quizá, venganza ó fuerza,
Oye tu acento, y su estado olvida,
Y la obscura morada
En deleitable asilo es transformada.
Agoviado del crimen,
O sufriendo quizá, venganza ó fuerza,
Oye tu acento, y su estado olvida,
Y la obscura morada
En deleitable asilo es transformada.
Hasta
en el infelice que en demencia
La razón volvióse,
Tienes tu influjo, y á la ciencia pasas,
Causando efectos, que ella no ha alcanzado
Tus acordes sonidos,
Volviendole propicia los sentidos.
La razón volvióse,
Tienes tu influjo, y á la ciencia pasas,
Causando efectos, que ella no ha alcanzado
Tus acordes sonidos,
Volviendole propicia los sentidos.
Pero
¿cuál es el ser que no tributa
A ti su vasallaje?…
¿Cuál, que no deja el llanto, el duelo,
Que la cruda Parca al sensible pecho
Imprimo impía,
Oyendo tus cadencias y armonía?....
A ti su vasallaje?…
¿Cuál, que no deja el llanto, el duelo,
Que la cruda Parca al sensible pecho
Imprimo impía,
Oyendo tus cadencias y armonía?....
Tú
estrechas de la unión los dulces lazos;
Haciendo á los mortales
Suavizan sus costumbres y su trato,
Alternando el descanso, y los afanes
De intrincados negocios,
Gustando nobles y agradables ocios.
Haciendo á los mortales
Suavizan sus costumbres y su trato,
Alternando el descanso, y los afanes
De intrincados negocios,
Gustando nobles y agradables ocios.
A
todo el que te estudia y te venera
Sugetas al dominio
De tus gratas cadencias musicales;
El príncipe, el letrado, el filósofo,
Y al valiente guerrero,
Humillas al nivel del ser postrero.
Sugetas al dominio
De tus gratas cadencias musicales;
El príncipe, el letrado, el filósofo,
Y al valiente guerrero,
Humillas al nivel del ser postrero.
El
nombre de divina á competencia
Te dio la China,
La Pérsia, Arábia y la Asíria,
No por capricho, no por ligereza,
¡Divina te llamaron!
Sí, porque por “divina te adoraron!”.
Te dio la China,
La Pérsia, Arábia y la Asíria,
No por capricho, no por ligereza,
¡Divina te llamaron!
Sí, porque por “divina te adoraron!”.